Aunque comenzamos septiembre, es otoño..... otoño eterno en esta, mi ciudad.... esa lluvia suave, constante, sin ruido, ligera, que poco a poco, va calando....
voy caminando....
no ha amanecido, hay poca gente, la luz es tenue.... voy caminando....
no ha amanecido, hay poca gente, la luz es tenue.... voy caminando....
voy caminando, pensando.... pensando en ti. En aquella maldita noche.... en que tu veneno me cazó. Han pasado tantos días... Y ahora, mientras va amaneciendo, mientras la gente comienza a aparecer en cada esquina de esta calle... me siento sólo. Me siento....
voy caminando, pensando.... pensando en ti. Recuedo esa vieja canción, triste, desgarrada: Pensando en ti, regalo que cae del Infierno la hora en que te conocí. Que lejos me quedaba la letra de esta canción cuando la oíamos juntos... Y qué cerca, qué cerca mio revienta ahora con todo su significado...
Mi Ciudad ha despertado, y yo voy caminando, sólo, tranquilo, pensando.... pensando en ti. Estos días son diferentes, vuelve la multitud de gente, andando deprisa, en todas direcciones, con bolsas, hablando demasiado alto entre ellos, por el móvil, gritando a un niño que no corra... es muy fácil sentir la caricia de la soledad.... en estas horas, con la Ciudad en plena ebullición, es muy fácil sentir soledad, sentir que navegas en una dirección sólo, mientras una marea uniforme de gente deambula, sin faro que les guié... Yo sí tengo faro, yo sí se donde ir, debo ir a ti... Pero ... ¿dónde estás?
no se, no se, no se....
no se... pero hoy volveré... volveré a esperarte, a la hora de siempre, en el café de siempre....
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